En una noche de luna llena con un dolor de cabeza infernal aparece ante mi una frase que salió de una broma entre amig@s para mostrarse como una filosofía de vida: una relación abierta. Según la wikipedia una relación abierta es : «es una relación, unión libre o matrimonio respectivamente, donde ambas partes acuerdan tener permiso para tener relaciones sexuales fuera de la pareja, sin considerar esto como una infidelidad sexual.»
Una relación abierta como la que mantienen los miembros del grupo de rock Marea, dónde su cantante Kutxi sigue con sus proyectos personales, el batería Alen funda Ciclonautas, su bajo el Piñas debuta con Malaputa Rock y el resto de componentes (César y Kolibrí) siguen colaborando en diversos proyectos. Pero no por todo esto desaparece Marea, pues forma parte de su vida y cuando les apetece, les pica o les place se juntan y sorprenden a todo el elenco del rock nacional e internacional con un disco y una gira que nos dejan boquiabiertos.
Una relación abierta como la que mantienen los ahora llamados freelance (para mi siempre serán profesionales autónomos), personas que ponen toda su experiencia y conocimiento al servicio de marcas y empresas para ayudarles a crecer en distintas áreas. No se casan con nadie ni se cierran en banda y es eso precisamente lo que les hace tener una visión mucho más amplia del mercado, van de aquí para allí creciendo profesional y personalmente y enriqueciendo su capacidad con todas las experiencias vividas, las buenas y las malas. Son personas dispuestas a ser sinceras y a dar su punto de vista con un sólo objetivo: mejorar la empresa. Eso sí hay que buscarlos de los honrados, que vendedores de humo ya tenemos muchos.
Una relación abierta (en lo personal) es, a priori, algo impensable para nuestras cortas mentes, pero no voy a hablar ni de amor ni de sexo, no en sus formas convencionales. El mundo empresarial, el mercado es un medio en el que tenemos que seducir, bien sea con nuestro producto o con nuestro servicio, pero somos tan sumamente inmaduros, en lo profesional, que los celos no tardan en aflorar y aceptamos a pies juntillas pagar a alguien (externo) para que haga algo que nosotros mismos podemos hacer si tuviéramos esa relación abierta con nuestro entorno empresarial y personal.
No pretendo tirar ninguna piedra a l@s profesionales autónom@s, al contrario los admiro a casi todos. Pero esta mentalidad empresauria hace que esos grandes jefes que todo lo saben sólo tengan en cuenta las nuevas ideas, las mejoras y las aportaciones cuando vienen del exterior. Parece que las personas que tiene en su relación no pueden, ni deben, ver a otras personas/empresas porque quizás aprendan algo más y acaben yéndose.
Creo que tenemos que exterminar ya esta arcaica creencia, desde siempre he defendido que una empresa es mejor cuanto mejor son sus colaboradores, sí esos seres que trabajan a cambio de una nómina, pero much@s de ell@s lo hacen también por pasión, por ilusión, por que creen en lo que hacen y porque siguen luchando por mejorar su sector, su entorno o su empresa (y eso que no son socios ni propietarios).
Así que desde aquí quiero recordar, humildemente, que es tiempo de seducir, seducir a nuestro cliente objetivo con nuestra oferta empresarial, seducir a nuestro equipo con nuevas metas, escuchando activamente y analizando y seducir a la vida, pues el premio mola pero el camino mola más.
Saquemos nuestra armas de seducción y, como consejo personal aunque no me guste darlos, recordemos que una relación se basa en el respeto, la admiración y el cariño, sólo así conseguiremos una relación abierta, tan abierta que por muchos «rolletes» que tengan fuera de la misma, siempre querrán volver dónde mejor se encuentran: con nosotros.
Yo tengo una relación abierta y tú ¿crees en la relación abierta? 😉