Pues sí, la VIDA, curiosa palabra que encierra tantísimas acepciones, que engloba todo lo que vale la pena en este planeta (y en muchos otros), amor de muchos, deseo de otros. Las Redes Sociales están plagadas de frases de Cohelo, Gandhi, Kafka, todos pensamos en ella, todos hablamos de ella y muchos comparten (cada día más) las frases de turno intentando reafirmarse en aquello que no se acaban de creer. Tenemos miles, o millones, de “coach” (lo que viene siendo un entrenador/a sin oficio ni beneficio pero con el rollo de decirlo en inglés como que suena más moderno) por las redes recordándonos cómo debemos vivirlas, valga la redundancia.
Y mira por donde, en mi estado actual, tras mi segundo divorcio, me ha dado por admirarla, mi casa está más verde que nunca, van llegando plantas, van creciendo y se van reproduciendo. Mantengo unas 250 especies distintas a las que hay que añadir las que habitan en los 5 acuarios que mantengo y ¿por qué? O mejor dicho ¿para qué?, pues ahora lo sé.
Desde muy pequeño he jugado el papel de protector, con 11 años murió ahogado en la piscina del chalet mi hermano pequeño de 18 meses, fui yo quien lo encontró y lo sacó del agua, quien lo mantuvo entre sus brazos, aquel cuerpo inerte y a la vez cargado de vida hasta que llegamos al hospital donde nos confirmaron que nada había que hacer. Fueron tiempos muy convulsos, una familia entera se desmoronaba, mi padre, aquel hombre fuerte y sabio al que sigo admirando profundamente, yacía en el suelo sentado y desconsolado, mi madre y mis hermanos no fueron menos y yo, apenas un crío de 11 años, hice lo que pude para que aquella familia volviera a brillar, volviera a sonreír. Nunca fue lo mismo a pesar de que aquí seguimos. Desde entonces siempre he sido una persona muy “protectora”, me gusta ayudar, me gusta cuidar, me gusta sentir la felicidad provocada por mis actos. He ejercido casi 20 años como voluntario social y la satisfacción tras los servicios era plena.
Tras cerrar el restaurante sufrí una fuerte crisis y decidí pedir ayuda profesional, Jose, un gran profesional, me ayudó mucho y se sorprendió de mi capacidad de trabajo interno, en apenas 6 meses había conseguido algo que, por lo general, lleva años. ¿Y qué es lo que conseguí?, muy sencillo: aprender a llorar, aprender a soltar, aprender a no sentir la culpa, una palabra creada para justificar algo injustificable. Obviamente siempre hay responsables pero lo de culpables es algo que roza lo indecible, que intenta estigmatizar a aquel que lo hizo (sin conocer sus circunstancias) y dejarlo marcado de por vida. Aprendí a decir NO y aprendí a ser yo mismo por encima de las circunstancias de agradar o no, de ser querido o no, aprendí a quererme y respetarme.
La madre Gaia es muy sabia y todo está en equilibrio
Hace un año, más o menos, que la mujer a la que más he amado en esta piel salió por la puerta, la historia es larga y no me perderé en detalles, simplemente yo no estaba (ni estoy) dispuesto a cargar con las penas de otro, con aquellas penas que yo no provoco, no voy a salvar a nadie, ni intentar recuperar a nadie, salvo que ese alguien quiera hacerlo. Es por esto que ahora la vida en si misma es una de mis pasiones, verla desarrollarse es algo alucinante, de una minúscula pipa de girasol sale una planta de más de dos metros cargada de flores, de un pececito minúsculo empiezan a salir huevos microscópicos que empiezan a crecer, a veces con el saco vitelino aun colgando. La VIDA no deja de sorprenderme como se abre paso a pesar de todo, a pesar de todos. La madre Gaia es muy sabia y todo está en equilibrio, es por eso que respeto la VIDA en su máxima expresión, bien sea una hormiga o un elefante, un pequeño musgo o un sequoia, porque me gusta cuidar, porque me gusta mimar, eso sí, a seres que quieran ser mimados y no vuelquen sus frustraciones sobre mi.
Como dice una “amiga” del caralibro: Celebremos la vida porque merece ser celebrada cada minuto y cada segundo de nuestra existencia, gracias vida porque me lo has dado todo y en ti misma encierras la fortaleza y la debilidad, la pasión y la ilusión, la lucha, el esfuerzo y el placer, lo eres todo y sin ti el mundo que conocemos no existiría.