La experiencia de cocinar

Pues ya van más de 20 años en la hostelería disfrutando de la gastronomía y tod@s l@s que me conocen saben bien porqué me gusta tanto cocinar, aunque andaba aquí de descanso en el sofá y me he dado cuenta que nunca lo he contado todo 🤔

Cocinar es para algun@s un suplicio, para otr@s un mero trámite, hay quien lo ve un arte y algun@s una necesidad vital.

La cocina puede ser creativa, tradicional, marinera, de rancho o simplemente de supervivencia pero hay algo en ella que para much@s pasa desapercibida y es la propia experiencia de cocinar. Cocinar, más allá de técnicas, productos y puntos de cocción es algo que siempre se hace con un objetivo, bien sea alimentarse, honrar a alguien, disfrutar haciéndolo, ganar dinero u obtener reconocimiento. Pero lo hagas por lo que lo hagas deberías disfrutarlo, y no porque sea imprescindible sino porque ya que ocupas tu tiempo en algo, al menos disfrútalo.

Yo, por lo general, cocino por trabajo, aunque reconozco que los escandallos y los beneficios se me olvidan cuando me pongo el uniforme, cocino mirando el color de la cebolla cuando pocha, oliendo el tomate al chup chup o notando la suave textura del chorizo en un potaje. Me gusta escuchar el arroz seco en la paella que me indica que en breve estará lista y el sopapo de aroma a bechamel cuando abres el horno con la lasaña dentro.

Debo reconocer que disfruto en los fogones, disfruto porque hay algo más allá de lo meramente mundano: todo lo que cocino alguien se lo va a meter en la boca, lo va a masticar, saboreándolo o no, y se lo va a tragar por lo que permanecerá un tiempo en su cuerpo, además de ser su fuente de energía para continuar respirando. Cuando pienso en esto me doy cuenta de la gran responsabilidad que tengo, quizás por eso parezco un niño inseguro cuando pregunto a mis clientes y amigos si les ha gustado lo que he preparado, y no porque tenga dudas de haberlo hecho mal sino porque quiero que les guste y que lo disfruten y esa es mi principal preocupación. Debo de reconocer que más allá de algún producto fuera de punto o una carencia de sal nunca (y confío en que siga así) he sido conocedor de que alguna elaboración hecha por mí estuviera en malas condiciones, sanitarias u organolépticas, aunque reconozco que es mi obsesión. Creo que no superaría el hecho de provocar una indigestión y menos todavía una enfermedad, por muy breve que esta fuera. Será porque me gusta ser un buen anfitrión o porque soy de los que disfruta viendo disfrutar pero la felicidad y placer de mis comensales es la punta de la pirámide de valores para mi.

Cuantas veces me ha pasado que estando trabajando a algún compañero o compañera se le ha caído algo al suelo, se le ha quemado algo o alguna receta no ha salido bien y se han sorprendido cuando les he explicado que “eso” es comida que alguien meterá en su boca, much@s de ell@s todavía no entienden la responsabilidad de nuestra profesión.

Trabajando en Sargantana Para Llevar

Pero cocinar con pasión tiene también su parte mala, como todo en la vida, pues el día que estás preocupado, agobiado o triste esto se nota en tus recetas. Lo tengo más que comprobado y aunque intento taparlo con técnica y buen producto, quien me conoce bien lo nota y últimamente me cuesta cocinar con alegría.No lo están poniendo nada fácil y aquí en mi tierra la hostelería y en concreto, mi negocio lo estamos pasando muy mal y esto afecta a la productividad y al sabor.

Visita de Los Marea a mi restaurante hace unos años

Así pues, confío en que esta semana de reposo, que no ha sido tal, y de “casi” desconexión me sirva para arrancar el lunes con toda la ilusión que tengo. confío en que el amor y el cariño que pongo en todo lo que elaboro llegue a oídos, y paladares, varios y tenga un aluvión de trabajo que me permita reflotar el barco.

Reconozco que tengo mucha gente que me anima y que me apoya, aunque me sigan faltando los apoyos económicos traducidos en ventas, y eso no es poca cosa, quizás por eso sigo levantándome antes que el sol para ponerme a cortar, pochar, saltear, hornear, estofar y cocinar todo lo que puedo, respetando todo el trabajo que hay detrás de cada producto que llega a mis manos e intentando mostrarlo lo más puro posible a su destinatario final.

Gracias a tod@s aquell@s que me acompañáis desde siempre y a tod@s l@s que me estáis dando la oportunidad de provocaros una sola sonrisa con el esfuerzo de mi trabajo. Solo por esto vale la pena el esfuerzo.

Seguimos remando, seguimos cocinando….

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